La danza de las manos

Es común encontrarse a mucha gente a la hora de intentar expresar sus emociones en forma de palabras, que acompañan su sintonía con ademanes que podrían dejar ciego a más de uno.


Quién no ha escuchado la frase: "si le ataran las manos se quedaría mudo".

Por lo general los demás son conscientes de los movimientos que hacemos con las manos a la hora de hablar, bien sean para acompañar de forma armónica a nuestras palabras, para reforzar nuestra historia, para ayudar a comunicar un mensaje verbal incoherente o para delatarnos en situaciones invasoras.

Y si cada persona es un mundo, cada cultura lo es aún más. Ya sea norteamericana capaz de invadir tu espacio personal con gestos informales, fuertes y secos. Italiana con gestos ampulosos, siendo más expansivos y simétricos aprovechando movimientos en dirección hacia su cuerpo con movimientos enérgicos a la par que suaves y homogéneos. Francesa de escasos movimientos pero llenos de elegancia y precisión... Todos disfrutan de un contoneo especial a la hora de comunicarse capaz de heredarse hasta tres generaciones.

De la misma manera las diferentes culturas también disfrutan de gestos comunes que ayudan a levantar la barrera del idioma: Todos si levantamos el dedo pulgar en una autopista sabremos que no tenemos que parar el coche si no queremos ser el guión de la próxima película de miedo "el autoestopista". O si alguien pasa su dedo indice alrededor de su cuello por la zona de la garganta puede que nuestra vida peligre. O si tu padre se inclina en su silla después de comer y palmea su estomago es hora de hacerle una manzanilla. Gestos como estos son los llamados universales.

Dejando de lado los conscientes, pasamos a los inconscientes, aquellos que te pueden delatar. Los más comunes:

* Rascarse la nariz. Propio en hombres, anuncian una mentira.
* Masajearse el cuello. Esto es una reacción inconsciente al hormigueo nervioso que experimentan por la tensión muscular que provoca la mentira.
* Esconder las manos tras la espalda. Si no lo enseñas da que pensar, algo ocultas.
* Frotarse las manos o jugar con un boli. Es una manera de pasar esa tensión a un objeto.
* Taparse la cara o tocarse el rostro. Síntoma de incomodidad a la hora de mentir.

* Taparse la boca. Si estás siendo el receptor del mensaje y tapas tu boca no confías mucho en tu emisor.
* Acariciarse la barbilla. Gesto pensativo.
* Entrelazar los dedos. Gesto autoritario.
* Jugar con el pelo. Falta de confianza e inseguridad.

Y finalmente, dando la última pincelada, subrayaremos como utilizar nuestras manos en una conversación, entrevista o discurso.

* Dar la mano siempre en paralelo. Darla con la palma hacia arriba es símbolo de sumisión y hacia abajo de persona dominante.
* Las palmas de las manos. Siempre mostrándolas es un claro ejemplo de transparencia.
* Evitar los gestos fuertes y secos y más de arriba hacia abajo (denotan imposición) y de fuera hacia adentro (denotan egoísmo). Siempre de dentro hacia fuera en señal de altruismo.
* Los gestos por encima de la cintura siempre peligrosos, mantener siempre una posición relajada, con los brazos en ángulo de 90º.

El protagonismo del dedo pulgar imprime el carácter de la persona. Cuando las manos están en los bolsillo y asoma el pulgar delatan seguridad en nosotros mismo y un alto grado e dominio. Al igual que a la hora de cruzar los brazos dejando ver este dedo.


Enséñame como gesticulas y te diré como eres.

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