Jugando con el espacio personal
Esa burbuja imaginaria que rodea nuestra intimidad, capaz de darnos la tranquilidad de respirar hondo o acelerar nuestras pulsaciones dejándonos "desnudos" en las distancias cortas de cualquier vagón de metro.
Este concepto podrá diferenciar tu carrera, vida social o amorosa si controlas al milímetro el espacio de cada persona.
Os pongo en situación: sábado por la noche, tres de la madrugada, segunda copa entre tus manos, avistas al horizonte y ves a la que crees que puede ser la mujer de tus sueños (de esa noche al menos), sacas pecho y difundes el mensaje entre tus "coleguitas", te sientes grande, eres el rey de la pista, un áurea especial te rodea mientras miras recíprocamente de soslayo a tu "amiguita". Es la hora, un trago más y vas a por ella. Pero... ¡un segundo!, ella está moviendo ficha y se acerca contoneándose con un aplomo acongojante. Los que llamabas amigos desaparecen y te encuentras sólo con la copa vacía, 90cm os separan, 80, 70, 20 y casi sin tiempo de hacerte el muerto te susurra al oído: ¿bailas?. ¡Ha roto tu burbuja! ese espacio personal que te daba seguridad se ha desvanecido junto con tu ego machito. Ahora te tiemblan las piernas, son las cuatro de la mañana y yaces en la barra pues lo único que ha salido de tu boca han sido una serie de sonidos incoherentes, delatores de una posible pérdida de orina... "Otra vez será machote"
Este uso o empleo del espacio personal se llama proxémica, y en este caso la dulce señorita ha sabido jugar con el del macho ibérico, con el fin de bajarle los humos.
Podemos distinguir desde la pública que es la que dicta a tu cabeza a dejar un espacio entre asiento y asiento en el metro o autobús. Social, para conocidos. Personal, amigos, compañeros, etc. Y finalmente la íntima, familia, pareja...
Empieza hoy mismo a fijarte en esos destellos inconscientes, quien sabe si la distancia entre tu jefe y su secretaria se reduce a 40cm. O tu querida suegra se sienta siempre frente a ti y casualmente con objetos de por medio como, por ejemplo, una mesa. No te enfades mucho si la compañera de trabajo latina de tu marido es muy "tocona" la cultura de cada país afecta en el uso del espacio personal, son de sangre caliente y se sienten más cómodos cuanto más cerca se encuentran. En reuniones de trabajo siéntate lo más próximo a tu jefe y lo más lejos de la puerta y siempre de cara a esta. Olvídate de dar un abrazo si llega un cliente japonés o noruego, no estropees la operación siendo invasivo. Si estás tras una chica aprovecha el ruido de la discoteca para acercarte a decirla algo al oído y romper barreras. Fíjate en la forma en cómo te saluda tu jefe, estira mucho el brazo mala señal haz méritos, si por el contrario acompaña el saludo con una palmadita en el hombro, sigue así (veremos el saludo en próximas entregas).
Bien situaciones varias pueden aparecer en tu día a día, si las controlas, te anticipas y respetas, jugarás con ventaja.
0 comentarios:
Publicar un comentario